sábado, 8 de mayo de 2010

SAWNEY BEAN

Cuenta la leyenda que allá por el siglo XVI, en Escocia, vivió un hombre con una visión algo particular de la vida. Sus padres intentaron por todos los medios que Sawney entregara su tiempo a un oficio respetable, pero éste se negó y un buen día huyó con una mujer de dudosa moral. Unidos por su amor al canibalismo, se instalaron en una cueva de la costa, cerca de Gallway. Una vez allí, haciendo uso de todo el amor y el incesto que llevaban dentro, crearon una gran familia: 8 hijos, 6 hijas, 18 nietos y 14 nietas. Durante los 25 años que pasaron disfrutando de impune libertad se dedicaron a alimentarse de más de 1000 personas. Por las noches, el clan atrapaba a sus presas por medio de emboscadas y se llevaban los cuerpos a la cueva, donde los utilizaban con fines alimenticios. Encurtían los restos y lo que ni el clan siquiera podía aprovechar se lanzaba al mar. Cuando los vecinos ya no pudieron explicar las crecientes desapariciones y los miembros amputados que la marea arrastraba hasta las playas, salieron a buscar a los culpables. Recorrieron los alrededores y lincharon a varios inocentes, pero los autores de los asesinatos no aparecían. Una fatídica noche, el clan salió de caza y emboscó a un matrimonio, completamente ajenos a la habilidad del marido para el combate. Éste, con una espada en una mano y una pistola en la otra, consiguió detener al clan, y tuvo la suerte de ser rescatado por un grupo de personas que pasaban por allí. No fue tan afortunada su mujer, que fue fatalmente herida por los descendientes de Sawney Bean.


Cuando el rey James VI de Escocia supo de lo acontecido, mandó una partida de 400 personas y varios sabuesos en busca del problemático clan. Los encontraron, como era de esperar, en su cueva. A continuación los encaderaron y trasladaron a la cárcel de Toolboth, en Edimburgo. De allí los enviaron a Glasgow o Leith, donde los ejecutaron sin juicio previo. Fueron ejecutados siguiendo el tradicional esquema que se utilizaba con los traidores: a los hombres, en primer lugar les provocaron heridas graves en manos y pies y luego les cortaron los genitales, permitiéndoles morir desangrados; las mujeres y los niños, después de asistir a tan dantesco espectáculo, fueron quemados vivos. Y así termina la historia que las madres escocesas aún cuentan a sus hijos para que se terminen la comida.

Enlaces de interés:
http://es.wikipedia.org/wiki/Sawney_Beane

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